Fue reconocido como Francisco Rivera, residente en el Barrio Hato Mayor de Consuelo y padecía problemas mentales.
El cuerpo fue recuperado por buzos de la comunidad y se ignoran las circunstancias en qué el joven terminó ahogado.
Gran cantidad de curiosos se dieron cita en el lugar, en el rudimentario puente de las inmediaciones.
Se dice que el joven recogía y vendía hierros viejos, por lo que la muerte le pudo haber sorprendido en esos menesteres, tratando de sacar algún pedazo de hierro del río.
El cuerpo fue entregado a sus familiares.
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