
Las autoridades de salud ahora es que quieren ponerle el cascabel al gato, luego que tanto el clerén que se fabrica en Haití y en otras provincias de la frontera, como el llamado triculí, mas popular en la región Este, haya causado estragos por su ingesta, debido a la permisividad, la vista gorda y al bajo costo de su venta. Se han hecho allanamientos e incautaciones de productos y se han realizado apresamientos, luego del escándalo.
El Ministerio de Salud ha emitido un comunicado público ahora, advirtiendo sobre los efectos letales de estas bebidas que se fabrican con un alcohol puro y crudo con muy baja destilación, que tienen un alto contenido de metanol o alcohol metílico, mismo que provoca debilidad, mareos y náuseas, y en un segunda fase produce vómitos, dolor abdominal, desorientación y alteraciones visuales, como fotofobia y hasta ceguera ceguera temporal.

En una tercera y crítica fase se produce lesión neuronal, necrosis retiniana y de los ganglios basales encefálicos, dificultad de respiración, hipotensión, coma profundo, apnea y convulsiones, hasta la muerte del paciente.
Desde el viernes pasado en Elías Piña se están produciendo muertes, y ya van siete de 15 ingresados en un hospital de San Juan de la Maguana.
Entre los muertos se encuentran los nacionales haitianos solo identificados como Huila, Tano, Lesén Javier y María. También los dominicanos Juaño Contreras, Eugenio Jiménez y el mas reciente deceso de Belkis Contreras, quien dejó dos niños menores en la orfandad.
Todos los afe4ctados residentes en Pedro Santana, de Elías Piña y consumieron un clerén traido de la comunidad haitiana de Los Cacaos, diez kilómetros distante de la frontera, que es introducido desde hace 20 años por un señor de nombre Gerardo, que tiene el negocio del clerén como modus vivendi desde ese tiempo, sin que nadie diga nada.
Esta vez al parecer introdujo clandestinamente al país dos tanques de la esta mortal bebida que al parecer tuvo un error en su preparación que causó estos letales efectos en sus consumidores, cuyos sobrevivientes afirman que jamás volverán a consumir la bebida, que se expende a 50 pesos la botella, la denominada chatica a 25 y se detalla hasta a 10 pesos en un vasito para el de menos recursos y hasta le fian al que no tiene, para que espere el año feliz, según los residentes del lugar.
Estas muertes han llamado la atención de la opinión pública, por producirse de forma masiva, pero ya tanto el clerén como el triculí, tienen varios cementerios en el país.
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